miércoles, 14 de abril de 2010

Fue cuando nos extraviamos en tinieblas;

Acogimos al viento negando nuestro llanto

- ¡Oh hermanos! ¡Es Hoy que sigo sus lágrimas!-

Le dimos lugar en nuestros dulces prados

Luego entre nuestros cuerpos tibios y desnudos.

Le dimos un nombre y lo hicimos caricia

¡Miradlo ahora agazapado en el punto ciego
De nuestra gracia!

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